Te miras al espejo y piensas: “Ay estoy muy gordita”, “Soy muy bajita”, “Ojalá tuviera piernas más largas”, “Quisiera tener una nariz más pequeña… o grande… o fina, o… etc. etc.” Aunque no lo creas, todos esos complejos físicos, sociales y hasta psicológicos que tenemos se remontan a nuestra infancia. Ellos están relacionados con las presiones y errores por parte del entorno familiar que inculca de manera equivocada un modelo de perfección al niño. Por ello, están fuertemente relacionados con la autoestima.
El hecho es que una persona acomplejada por su apariencia física nunca va a estar del todo satisfecha. Aunque haga dieta, se realice una cirugía plástica, se cambie el color de cabello o cualquier otro procedimiento, siempre encontrará “algo más” en qué enfocarse y por lo cual sentirse desdichada. Según el artículo ¿Cómo superar los complejos? de EnFemenino.com las mujeres son más propensas a tener complejos físicos que los hombres ya que sufren de mayor presión sobre su imagen porque la sociedad se ha volcado al culto de la apariencia. Las mujeres nos sentimos obligadas a estar bellas y seductoras en cualquier circunstancia.
Ahora bien, tener complejos no te hace una persona anormal. La mayoría los tenemos porque la imperfección es muy humana y es normal tener conciencia de ella. Entonces lo que queda es aceptar y aprender a vivir felizmente con y a pesar de nuestras imperfecciones. ¿Cómo? Según el mismo artículo esto es lo que puedes hacer para vencer los complejos:
Aceptar que somos imperfectas y dejar que querer agradarle a todo el mundo a cualquier precio.
Transformar las diferencias en ventajas y centrarnos en nuestros aspectos positivos y lo que hacemos bien.
Aprender a mirarte en el espejo para verte como una persona con sueños, virtudes, cualidades, talentos, rasgos bonitos, en vez de enfocarte en las piernas cortas o en la nariz ancha. Piensa que el encanto nace del olvido de una misma, al contrario que la belleza física.
Saber escoger a tus allegados también es importante, es decir, personas que te acepten y respeten cómo eres. Si no lo saben hacer, enséñales cómo hacerlo al demostrarles que sus opiniones te interesan pero no son determinantes para tu autoestima.
Tener una buena opinión de ti misma y una alta autoestima. En definitiva, este es el punto clave porque lo que realmente importa es que lo tú pienses de ti misma.
Como último recurso, si los complejos se vuelven demasiado pesados y estánalterando tu vida e interacciones con los demás, siempre es bueno consultar con un profesional de la psicología para que te oriente.